"...Aprende a soñar viviendo, pero no vivas soñando... Sé como el ave que vuela, pero no olvides regresar a tierra..."



lunes, 2 de julio de 2012

capitulo 2

Capitulo II: En el bosque.

Llevaban ya un buen rato caminando.

         -Esto es imposible, nunca llegaremos a ningún lugar-. Dijo Amy desganada y cansada.

         -Tenemos que seguir intentándolo.

         -Es inútil. Llevamos ya muchísimo rato andando y no hemos conseguido salir del bosque.

         Eric se paró y se quedó callado. Miró a su alrededor. Únicamente había árboles y más árboles. No iba a ser fácil encontrar el camino.

-Por aquí, Amy-. Dijo señalando hacia un lugar entre la vegetación.

-Yo creo que es dirección opuesta, hacia allá.

-No, por allí ya hemos ido. Estoy seguro de qué es para el otro lado.

-No, es por aquí. Por donde dices ya hemos pasado.

-Creo qué estamos andando en círculos. Por eso no llegamos a ninguna parte.

Los dos se quedaron en silencio. Debían decidir por dónde ir y dejar de pelearse si no querían adentrarse todavía más en el bosque.

-Vale, iremos por dónde tú dices-. Dijo Eric.

-No, da igual. Vamos a ir por donde tú digas.

-Sea por dónde sea vámonos ya, por favor. Sólo quiero salir del bosque.

Se pusieron a caminar por el camino qué quería Eric. Anduvieron en silencio durante un rato.

Cada uno iba pensando en sus cosas.

 Amy no paraba de acordarse de Edeline. Estaba empezando a arrepentirse de haberse escapado. Había sido una tonteria. Si consiguieran salir del bosque, ¿qué haría?, ¿a dónde iría?... No tenía respuesta para aquellas preguntas.

-Tengo hambre-. Se quejó.

-Yo también, pero como no nos comamos las hojas de los arboles…

Amy le mandó callar.

-¡Mira allí! –le dijo señalando hacia un lugar qué Eric no pudo ver.

-¿Dónde?- Contestó él mirando hacia todas partes.

-Allí-. Dijo Amy volviendo a señalárselo. Pero Eric siguió sin verlo. Él sólo veía arboles y arbustos.

-Ven por aquí-. Le dijo Amy cogiéndole la mano y tirando de él. Le guió por la maleza.

Entonces Eric también lo pudo ver. Delante de ellos, a unos quince metros, se alzaba una nave medio en ruinas.

Era bastante alta. Tenía grandes grietas y el techo parecía ir a desplomarse en cualquier momento.

-¿Qué es eso?- Dijo Eric asombrado.  

- No lo se-. Contestó Amy analizando la estructura con la mirada-. ¿Quién construiría una nave en mitad del bosque?

Eric comenzó a andar hacia allí.

-¿A dónde vas?- Preguntó Amy.

-¿No está claro a dónde voy?- Contestó Eric sin detenerse.

-No sabes quién puede haber allí o qué te puedes encontrar. Es peligroso. Además, imagínate que el dueño está dentro y te pilla husmeando.

-No creo que esto sea propiedad de nadie. Y si tienes miedo quédate ahí, pero yo voy a investigar.

-¿Miedo yo?- contestó Amy enfadada- Sólo soy prudente.

Eric se paró delante de la puerta y suspiró. La verdad es que sentía cierto temor por lo que pudiera encontrarse allí dentro, pero no se atrevía a reconocerlo. Además, si no entraba se quedaría con la curiosidad y se arrepentiría de no haberlo hecho.

-Entonces, ¿vienes o no?- Dijo girándose hacia Amy.

Ella suspiró. La verdad era que también la picaba un poco la curiosidad y no pudo resistirse. Corrió hacia dónde estaba Eric.

Se miraron a los ojos.

-Vamos allá- dijo Eric poniendo la mano en el pomo.

La puerta chirrió y se abrió. Amy estaba temblando.

-Relájate, no va a pasar nada-. La tranquilizó Eric.

-Entra tu primero y me cuentas lo que hay-. Contestó ella.

Eric entró y observó el interior. Era un lugar oscuro pero en unos segundos sus ojos se acostumbraron a la escasa luz.

Estaba claro que era una fábrica. Había máquinas de montaje y un montón de aparatos raros difíciles de describir. También había muchas cajas tiradas por todas partes. Todo estaba tirado y destrozado. Cualquiera diría que aquella nave había sido víctima de un terremoto.

-¿Qué ves?-. Se oyó preguntar a Amy al otro lado de la puerta.

-Entra y lo verás-. Le contestó Eric mientras abría una de las cajas y examinaba su interior.

Amy abrió la puerta lentamente y entró dentro.

-Guau… Una fábrica en mitad del bosque…-. Dijo extrañada.

-Y no es una fábrica cualquiera -. Le contestó Eric-. Estas cajas están llenas de juguetes. ¿Por qué construiría alguien una fábrica de juguetes en medio del bosque?

Amy caminó hasta dónde estaba él y miró en la caja. Metió la mano y saco una preciosa muñeca. La observó.

-Es increíble.

-¿El qué es increíble?-. Le preguntó Eric.

-La muñeca. Cuando tenía cinco años tenía una muñeca igual a esta. Pero la perdí. Me puse súper triste. Que recuerdos…

Eric sonrió.

 -Cuando yo era niño mi juguete favorito era un superhéroe. Mi primo lo rompió.

Ella le devolvió la sonrisa. Entonces oyó un extraño ruido.

-¿Qué ha sido eso? -dijo sobresaltada.

-¿El qué?

-¿No lo has oído?

-Yo no he oído nada. ¿Qué se supone que debería de haber oído?- Dijo Eric extrañado.

-No se. Un ruido raro. Por un momento, me ha parecido escuchar una especie de crujido o ruido mecánico.

-Serán imaginaciones tuyas porque yo no he escuchado nada de nada.

Amy parecía asustada. Eric no entendía lo que le pasaba, de que tenía miedo. La verdad es que ni ella misma lo sabía, pero se sentía como dentro de una trampa.

Sintió un escalofrío y todo comenzó a dar vueltas a su alrededor. Estaba realmente mareada.

-¿Estás bien, Amy?

No le dio tiempo a responder. Cayó desplomada al suelo.

Eric se acercó a ella rápidamente. La zarandeó intentando despertarla, pero no dio resultado. Asustado, le tocó la muñeca. Tenía pulso. Él suspiró.

Pasados unos segundos, Amy abrió los ojos.

-¿Eric?-. Preguntó incorporándose.

-¿Estás bien?

-Si... Más o menos.

-Dime una cosa, ¿es una costumbre tuya eso de desmayarte?- Bromeó para tranquilizarla.

Amy sonrió y con ayuda de Eric se levantó del suelo.

-He soñado algo muy extraño mientras estaba desmayada. Algo muy extraño…

-Luego me lo cuentas, ahora vámonos de aquí.

-Este lugar me da escalofríos-. Dijo Amy caminando hacia la entrada.

-Si, a mi también-. Contestó Eric siguiéndola.

De repente la puerta se cerró con un fuerte portazo.

Un escalofrío les recorrió el cuerpo.

Empezaron a sonar ruidos mecánicos por todas partes. Las máquinas se pusieron en marcha de un momento a otro. Ellos lo oían todo pero no podían ver nada. No había luz.

Amy agarró la mano de Eric fuertemente.

Caminaron a tientas hasta la puerta, intentando no chocarse con nada. Cada vez se oían más chirridos y más máquinas empezaban a funcionar.

Ambos estaban realmente asustados.

Eric soltó la mano de Amy y forcejeó con la puerta intentando abrirla, pero no dio resultado. Estaba atrancada.

         -No consigo abrir la puerta-. Dijo Eric casi susurrando.

         -Espera un momento-. Le contestó Amy. Se quitó una horquilla del pelo. Buscó la cerradura moviendo la mano hasta que dio con ella. Introdujo la horquilla en el lugar donde debería meterse la llave. Sus manos temblaban.

         De repente las luces se encendieron y las máquinas se pararon. Eric y Amy se miraron. Allí no había nadie que encendiera y apagara las máquinas. Todo estaba funcionando solo.

         Las cajas que había por todas partes empezaron a abrirse ellas solas. De ellas salían juguetes que volaban por toda la fábrica. Nunca habían visto nada igual.

         Se quedaron paralizados sin decir palabra alguna, observando como las cosas volaban por todas partes.

         Amy se dio la vuelta y volvió a intentar abrir la puerta.

Entonces todos los juguetes se detuvieron y tras pasar unos segundos suspendidos en el aire volaron hacia ellos.

Las luces volvieron a apagarse.

Amy forcejeó con la puerta asustada finalmente consiguió abrirla. Ambos salieron corriendo. Corrieron y corrieron sin detenerse ni mirar atrás. Los juguetes iban detrás de ellos, volando suspendidos en el aire.






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